Que las mujeres ganen menos por desempeñar el mismo trabajo que un hombre ya es un hecho odioso, pero si además deben pagar más por los mismos productos, se trata de algo inconcebible.
¡Pero sucede! Todos los días, en Costa Rica y en todo el mundo… y desde hace mucho tiempo.
Se trata del «Impuesto rosado» -también conocido como Tasa rosa o Pink tax, en inglés- un sobreprecio que pagan las mujeres del mundo por adquirir productos similares (e incluso idénticos) a los de los hombres, pero generalmente en color rosado o identificados con leyendas como «para ella», «mujer» y «femenina», entre otros.
Vamos… no se trata de un impuesto oficial, sino de un encarecimiento de los productos que se destinan al consumo de las mujeres, generalmente tras un esfuerzo de los departamentos de mercadeo y publicidad.
Estudios hay muchos y variados. A finales de 2015, el Departamento de Asuntos del Consumidor de la Ciudad de Nueva York determinó que en promedio las mujeres pagan un 7% más que los hombres por los mismos productos. Pero la diferencia se puede elevar a un 13% si se trata de productos de cuidado personal. Lo mismo ya se había estudiado en Francia en 2014, y en Reino Unido en 2016.
También en 2016 hubo en Costa Rica un análisis local de supermercados, elaborado por el Ministerio de Economía, Industria y Comercio, que encontró diferencias de un 5,6% en un mismo cortaúñas etiquetado diferente para hombre o mujer; y de entre un 9,1% y un 29% en rastrillos para afeitar, cuya única diferencia era el color: gris con negro para el público masculino y rosado para el femenino.
Pero esta brecha se da también en juguetes, computadoras, lapiceros, cuadernos, celulares, ropa y cientos de productos idénticos o similares.
También en los servicios bancarios. El Banco de Costa Rica ya estuvo en medio de una polémica en 2015, cuando lanzó su Tarjeta Kristal con un interés anual del 36%, muy superior al resto de sus otras tarjetas, aduciendo que los beneficios eran mayores. Tres años después, la tasa de dicha tarjeta se mantiene en 36% y «las de hombres» en un 32%.
¿Por qué sucede? La abogada Abril Gordienko investigó el tema y en un artículo de 2016, lo explicó: Las mujeres son en mayor medida quienes toman las decisiones de compra de los hogares y dominan las conversaciones sobre consumo en foros sociales, algo que no escapa al radar de los mercadólogos.
En franca desventaja
Si bien Costa Rica es un país de desarrollo humano alto, las mujeres no obtienen los mismos valores ni beneficios económicos del desarrollo.
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), aunque las mujeres trabajan más horas que los hombres, se encuentran en una situación de desventaja tanto en el trabajo remunerado como en el no remunerado. «A nivel mundial, las mujeres ganan en promedio un 24% menos que los hombres en los puestos de trabajo remunerado. (…) Un estudio de la Universidad Nacional estima que en Costa Rica las mujeres ganan hasta un 27% menos en el sector privado», cita un informe de marzo del 2017.
A la misma conclusión habían llegado los periodistas Alejandro Fernández y David Ching en 2015 con base en la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares del 2013, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Censos. «Las mujeres reciben, en promedio, un 28% menos salario que los hombres, aún teniendo características similares a las de ellos, como un posgrado», indicaron.
En un día en que se conmemora a las mujeres del mundo, como este 8 de marzo, vale la pena repensar la fórmula para ir destruyendo esta persistente forma de discriminación pasiva.