Cuando se habla de la cuesta de enero parece que se culpa al recién comenzado año por la resaca que traen los bolsillos desde semanas antes, quizás meses.
En la cultura popular mexicana se suele responsabilizar de esto al “Maratón Guadalupe Reyes”, el periodo festivo que comienza con las celebraciones del día de la Virgen de Guadalupe (12 de diciembre) y que terminan hasta el 6 de enero, Día de Reyes.
Pero en Costa Rica puede ser que “el despilfarro” haya comenzado antes, ya sea con los descuentos de finales de setiembre, cuando muchos compraron cosas que no necesitaban, o bien, con el cada vez más celebrado Black Friday, que seduce a personas de todas las generaciones.
Y también puede ser que los gastos superfluos hayan terminado después de la llegada de Melchor, Gaspar y Baltazar. Los festejos populares en Zapote, Palmares, Santa Cruz y otras comunidades del país suelen convocar a miles que quieren estirar el mes de diciembre todo lo que se pueda.
El resultado es un déficit en las finanzas personales –y familiares- que se traduce en una empinada cuesta de principio de año, en la que debe hacerse frente a más desembolsos: los últimos días de vacaciones de los menores del hogar y la matrícula del nuevo año lectivo (desde preescolar hasta universidades).
¡Un dolor de… bolsillos!
Prepárese para el 2017
Lo primero antes de pensar en el año que sigue, es poner en orden el momento presente: Haga un inventario de lo que tiene y lo que debe y organice cómo puede compensarlo sin endeudarse innecesariamente.
Lo siguiente es comenzar un ahorro. Revise sus posibilidades, no importa el monto; cualquier cantidad que pueda sobrevivir un año le servirá para alivianar la carga que le provocará un despilfarro futuro… y sépalo, ¡sucederá!
Los bancos, financieras, mutuales, cooperativas, cajas de ahorro y asociaciones solidaristas –espero no se me escape una- tienen planes de ahorro programado en los que el ahorrante puede escoger la periodicidad de su cuota (semanal, quincenal, mensual), el monto y el plazo por el que quiere ahorrar, generalmente mayor a tres meses.
Son de utilidad los planes en los que el dinero no está “a la vista”, porque eso evita la tentación de tomarlo en un momento de debilidad.
Póngase una meta por mes y rétese a superarla al mes siguiente. Lo que ahorre servirá de incentivo para que el acumulado siga creciendo.
Ya verá que en el próximo enero nuevamente habrá una cuesta, pero menos empinada.