“El cliente siempre tiene la razón”. Casi a manera de mantra, es la frase preferida por los comerciantes de todo el mundo que buscan la fidelidad de su clientela.
A fin de cuentas, los clientes contentos se traducen en estabilidad del negocio, y a la larga hasta en prosperidad del mismo.
Sin embargo, siempre ha existido un pequeño grupo de productores y proveedores de servicios que ponen en segundo plano su vocación de servicio al cliente, y atropellan al consumidor con decisiones arbitrarias.
Este fenómeno se manifiesta en mayor grado cuando el comercio es un actor relevante del mercado, cuando es influyente, o cuando se respalda en alguna legislación, así no esté dirigida directamente a los clientes.
Es por esto que me decidí a escribir La Razón del Cliente, un espacio para comentar, guiar y sugerir a las personas posibles soluciones ante arbitrariedades que cometan los vendedores de bienes y servicios, o bien, para recordar al consumidor sobre legislación y derechos que le asisten.
Y si la actitud de un comercio es digna de aplaudir, pues ¡Enbuenahora!, también tendrá un espacio como reconocimiento.